2 de marzo de 2015

Voràgine IV


Ella era la fantasìa imposible, el deseo frustado y la historia olvidada. Durante mucho tiempo le observaba por los pasillos del colegio, imaginando que tendrìa el valor de expresarle mis intenciones sin que ella echase a reir de mi actitud. Y tal como a Werther me vino el desencanto de que Lotte cayò en los brazos de un vulgar. Asì que tomè la maleta y comencè a vivir el maldito sueño, pero el sueño ahora ya no es el mismo. Yo que fuì su fiel admirador y sucio admirador, nunca creì verle de frente tan frìa y enorme como un espantoso misterio. Ahora no pretendo conservar el rencor porque quiero calmarme y dejar por terminado algo que jamàs deberà terminar.


Estoy harto de preguntarme: ¿Quièn carajos soy los domingos por la mañana?.

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